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martes, 12 de enero de 2010

Abusones

Es que estoy muy cabreada. Y no sé si voy a ser capaz de hilvanar un postiseo en forma y modo.

Miren a este señor y díganme sinceramente: ¿Lo contratarían de canguro?



Pues resulta que es más amigo de los niños que Espinete. Tanto es así, que aconseja la violación reiterada de aquellas mujeres que osen abortar.

A veer. Que nooo. Que sonseñor (porque de mío, nada, y mucho menos señor) se ha explicado. Que se han malinterpretado sus palabras ¡Que es que todo lo cogéis por donde quema, jo!
En su moderna concepción del mundo, no cabe otra idea del sexo distinta de la de un hombre abusando de una mujer. Nada dice de si antes debe darle un estacazo y arrastrarla de los pelos a su cueva.
En ese orden de cosas, lo que quería decir este afable individuo, es que si uno puede quitarse de encima los embarazos por doquier gracias al aborto, ya no va a haber nada que frene a los rijosos varones en su lujuria, y van a ir por ahí follando a mansalva.
A follar a mansalva es a lo que llama abusar sin límites del cuerpo de la mujer. Porque una mujer decente no "se deja" nunca. Osea, que lo que intentaba decir el del birrete púrpura con faja a juego es que ya no hace falta que los hombres se contengan ni prevengan; gracias al aborto de las madres (sigo perpleja por esta puntualización) nos invadirá el estupro y el libertinaje.


En cualquier caso, lo que si declara abiertamente es su nostalgia por aquellos buenos viejos tiempos en que la santamadre contaba con un brazo secular. ¡Los frailes con espuelas, esos si que eran unos machotes! Matando infieles a pares porque (sic)"un caballero cristiano era indigno de combatir de igual a igual con quien no fuera cristiano".
Aquí también se ha liado, lo que pasa es que no queda ningún caballero cristiano medieval para partirle el alma de un mandoble por llamarle indigno. Sin embargo, mujeres de cuyo cuerpo el varón tiene licencia absoluta para abusar sin límites, alguna queda.

Este hombre llama indignos a los caballeros que pretende alabar, y promueve la violación de las madres (sinécdoque que reduce a las mujeres a la condición de vacas paridoras) que intenta proteger. O lo de la llama pentecostal y el don de lenguas se lo convalidaron al sacarse el carnet de obispo, o no se explica...
Déjelo, Sr. Francisco Javier Martínez:

Las mujeres no necesitamos valedor. Necesitamos decidir sin presiones sobre nuestro derecho a (que no obligación de) ser madres. Pero si de verdad quiere hacer algo útil, persiga sin descanso desde el púlpito a todos esos correligionarios suyos que con alevosía y abuso de confianza continuan, a día de hoy, atormentando a los niños y niñas que escogen para pecar contra el sexto.
Eso sí que es un crímen de lesa humanidad.