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domingo, 5 de marzo de 2017

No somos "la mujer", somos las mujeres.

El año pasado escribí esto para el 8 de Marzo en Locas del Coño.
Como mi primer post allí fue un préstamo de este blog, me parece muy simétrico traerme uno de la que hice allí.


8 de marzo. Nuestro día. De todas.
De las Locas del Coño también.
Y, sin embargo, es curioso que el día de 3.750.000.000 mujeres, por decir una cifra redonda, se llame oficialmente en español peninsular “Día Internacional de la Mujer”. Así, en singular: LA MUJER. Como un universal poético y ubícuo . Como si la vida de de una mujer se mantuviese uniforme a través del tiempo, o como si fuese lo mismo nacer en Helsinki, en Tombouctou o en Villafranca del Bierzo. Con cualquier color de piel. Con dinero o sin él. Con una escuela a dos calles de tu casa. Con una casa o sin… Pues eso, un universal poético, y los universales poéticos son muy románticos, pero poco prácticos.
Y aún hay quien sigue empeñándose en llamar a este día “de la Mujer Trabajadora”. Más equívocos. Porque si buscas en el DLE, para empezar, la palabra “trabajadora” no tiene entrada, salvo ese “ra” detrás de “trabajador”, que ya se sabe que para Arturito y sus amigos, lo femenino es un morfema añadido a los términos masculinos, medida y patrón del universo. Aunque desde luego, una trabajadora no es lo mismo que un trabajador (¿alguien ha dicho brecha salarial del 32%?), vamos a hacer como que sí, venga, que trabajadora es lo mismo que trabajador.
Tres acepciones:
1. adj. Que trabaja.
2. adj. Muy aplicado al trabajo.
3. m. y f. Persona que tiene un trabajo retribuido.
Ya la tenemos liada. ¿Día de la Mujer que trabaja, de la Mujer muy aplicada al trabajo o de la Mujer que tiene un trabajo retribuido? Con una tasa de paro femenino del 22’5 en España, casi que si dejamos el singular, no pasa nada. Pero en lo tocante al trabajo reproductivo, la cosa cambia, nenas, ¡plena ocupación! No conozco a una sola mujer libre del trabajo reproductivo.
Os voy a contar unas cuantas cosas curiosas sobre el origen del 8 de Marzo y su nombre. Porque la realidad, la leyenda y la conveniencia política de cada momento han ido cambiando el cuento.
El Día Internacional de las Mujeres vuelve cada 8 de marzo para recordar tanto las conquistas sociales, políticas y económicas de las mujeres como las discriminaciones y violencias de las que seguimos siendo objeto.
Sin embargo, no siempre se celebró en esta fecha ni se llamó igual.
Agosto de 1907. Se celebra la II Internacional Socialista en Stuttgart. Entre las asistentes, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin, (que siii, que Lenin tambieeen) y se aprueba una resolución que conmina a los partidos socialistas a “luchar enérgicamente por el sufragio femenino universal”. Eso sí “sin aliarse con las feministas burguesas”, no vayamos a confundir el culo con las témporas. Y les sale la primera Loca del Coño:
Corinne Brown, una socialista estadounidense que en 1908, escribe en la revista The Socialist Woman:
“El Congreso no tiene ninguna autoridad para dictar a las mujeres socialistas cómo ni con quién trabajar por su propia liberación“.
El 3 de mayo, Corinne aprovecha que le toca presidir la conferencia socialista dominical de Chicago, supliendo la ausencia del orador principal (ejem, ejem), y aquello acaba convirtiéndose en el Woman’s Day, porque lo dedican a hablar sobre los problemas de las obreras; sus bajos salarios, sus interminables jornadas, sus horarios, las discriminaciones por razón de sexo (era 1908, chatas, el género ni se soñaba) y el derecho al voto femenino.
EL NOMBRE
Entre aquella jornada y la resolución de la II Internacional, a finales de año, el Partido Socialista Americano recomendó a todas sus secciones locales “reservar el último domingo de febrero para celebrar una manifestación a favor del voto femenino”. Así se celebró el primer Día Nacional de la Mujer, un 23 de febrero de 1909.
En 1910, y como colofón a tres meses y tres semanas de huelga de camiseras en Nueva York (veinte mil mujeres en huelga!), tres mil de ellas celebran el National Woman’s Day en el Carnegie Hall, uniendo así las reivindicaciones sindicales femeninas y el sufragismo.
LA FECHA
Unos meses después, las delegadas socialistas americanas proponen en la II Conferencia de Mujeres Socialistas, en Copenhague, que se instituya una jornada conjunta de reivindicación de los derechos de las mujeres. Clara Zetkin, proclama la institución, en lo sucesivo, de un Día Internacional de la Mujer, que las americanas. a su bola, seguirán celebrando el último domingo de febrero, mientras que en Europa, las mujeres alemanas, austriacas, suizas y danesas lo celebrarán el 19 de marzo porque en 1848 el Rey de Prusia, de resultas de la revolución, prometió al pueblo, entre otras cosas, el reconocimiento del derecho al voto femenino (que luego ya, tal). Las francesas, por su parte, lo celebran un día antes para hacerlo coincidir con el aniversario de la Comuna de París. En Suecia, se esperan al 1º de mayo para que coincida con la Fiesta del Trabajo…
Y así continúa durante los tres años siguientes: en unos países se sigue celebrando, en otros no se repite, en algunos se celebra por vez primera…
Tranquilas, que no pienso seguir año a año hasta 2016. Y es que en 1914 empezó la I Guerra Mundial, y claro, se acabó lo que se daba, peeeero…
8 DE MARZO
1917, San Petesburgo (23 de febrero del calendario juliano que regía en la Rusia Imperial) Las mujeres , hasta el mismísimo coño de tener que sacar solas a sus familias adelante porque el Zar se había llevado a todos los hombres a la guerra, muertas de hambre, salen a la calle pidiendo pan y el fin de la guerra, y son secundadas por las obreras de las hilaturas peterburguesas. El Zar les manda a los cosacos a reprimirlas, pero los cosacos se ponen de su parte y cuando los hombres que quedaban trabajando en una fábrica de armamento (La famosa factoría Putilov, nombre sugerente donde los haya) y que estaban en huelga y ya habían sido duramente reprimidos por los cosacos, ven que no las hacen lonchitas con sus sables, salen también a la calle.
Total, que la famosa Revolución de Febrero, que se considera el principio de la Revolución Rusa que acabó con la creación de la URSS, también fue cosa de unas Locas del Coño que se echaron a la calle y asaltaron los almacenes de comestibles con las manos desnudas.
¿Veis porqué hoy es el día de las Locas del Coño?
En 1921, las mujeres comunistas, en particular, Alexandra Kollontai, igual que las socialistas habían hecho cada cual en su país, proponen hacer coincidir el Día Internacional de la Mujer con una fecha significativa para ellas: el aniversario del comienzo de la Revolución de Febrero (Febrero Juliano, recordad) y le cambian el nombre por el de “Día Internacional de la Obrera”. Ya tenemos la fecha fijada.
Pasa el tiempo, y el rojo pasa de moda. Porque ya se sabe quién ganó la Segunda Guerra Mundial, y después se crearon los dos grandes bloques y la Guerra Fría y al final, resulta que parecía que el pueblo ruso, que luchó contra el fascismo con denuedo, lo único que había hecho era comer blinis y beber vodka mientras los buenos de la película liberaban Europa ellos solitos, eso sí, dejándose por descuido una península al sur de los Pirineos.
Total, que los primos de América no querían echar en el olvido que el origen del Woman’s Day radicaba en USA, pero lo de que fuese una cosa socialista, en esos momentos ya no les venía tan bien, así que empiezan a hacer circular una historia de un centenar de obreras muertas en el incendio de una fábrica llamada Cotton de Nueva York, en 1908 (el Woman’s Day de Chicago, ¿recordáis?) y que se confundía en el imaginario colectivo con el hecho histórico de un incendio que se cobró la vida de 147 trabajadoras (la mayoría inmigrantes) en la fábrica Triangle de la misma ciudad, el 25 de marzo de 1911 (1911. Primer año en el que el Woman’s Day, Frauen Tag, Journée de la Femme, se celebra a ambos lados del Atlántico).
Así que el rojo pasó de moda. Excepto en España, que el Día Internacional de la Mujer se había podido celebrar un solo año, en 1936, porque entre la dictadura de Primo de Rivera y el golpe de estado que provocó la Guerra Civil, no nos dio para más hasta que en 1975 nos dio una tromboflebitis y… ¡Qué casualidad, locas mías! 1975 había sido declarado por la ONU “Año Internacional de las Mujeres”. Así, en plural. Y ya venidos arriba, declararon la década que iba de 1975 a 1985 “Decenio de las Naciones Unidas por los Derechos de las Mujeres y la Paz Internacional”. Y en 1977, se declara oficialmente el 8 de Marzo, previamente lavado el rojo, como “Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional” (Un día para nosotras solas era mucho, ¿eh, señores de la ONU?)
Pero recordemos que en España, ese año, se legalizaron todos los partidos políticos excepto el PCE y ni siquiera se habían celebrado las primeras elecciones democráticas, así que en el hervidero político y sindical de la época, triunfa lo de “la mujer trabajadora”, porque teníamos el rojo tan prohibido que hasta se decía encarnado en su lugar… y teniendo en cuenta de donde veníamos, bastante había con visibilizarnos, como fuese.
Acabó la década por los derechos de las mujeres. Hace treinta años que acabó. Y el 8 de marzo, International Women’s Day (a secas, porque la paz, desde el 1982 tiene su día internacional propio, como debe ser, que es el 21 de septiembre) ha seguido destiñendo del rojo al rosa, aprovechado por los comercios para todo tipo de actos y promociones, como si fuera una especie de Día de la Madre extensible a las que no somos madres y Día de los Enamorados extensible a las que no estamos enamoradas.
Y se nos regalan flores, y bombones, y hasta se organizan recitales de poesía y bel canto, donde se habla de LA MUJER, ese universal poético, que tiende además a ser joven, delgada, guapa, de pálida piel y cabellos de oro. Y móbile, cual piuma al vento, y ya sabemos como acaba eso. Quitándonos la palabra y el derecho a decidir, porque calladitas y lánguidas estamos más guapas.
Pero las mujeres somos diversas, queridos machirulos, cursis aguerridos que en el mundo sois. De todas las edades, de todos los colores, de todos los tamaños, con todos los cuerpos. Hay mujeres con pene y mujeres con coño, mujeres con dos tetas, con una, con tres, con ninguna. Mujeres con criaturas y sin ellas, con pareja y sin ella, con estudios y sin ellos.
El lema de 2016 para el Día Internacional de las Mujeres:
“Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género“
Somos la mitad de la población mundial y tenemos derecho a la mitad de todo. A la mitad de vuestro tiempo libre, que nos robáis cargándonos con vuestra higiene y cuidados. A la mitad de la representación política, histórica, académica… A que la ciencia médica y farmacológica sepa tanto de nuestra sexualidad como de la vuestra. A que el lenguaje nos nombre, porque lo que no se nombra, no existe. ¿Un ejemplo? el mapa del clítoris no se publicó hasta 1992 y hasta 1993 el término oficial para designarnos en España no era “mujer”, sino “hembra”…
Varón y hembra los creó, decía la Biblia entonces, y vosotras,  ahora, diciendo “varón” como si la palabra molase, cuando es el patriarcado hecho verbo.
Nuestras hermanas latinoamericanas, que también han sufrido dictaduras, pero no de 40 años, y han sufrido a la Iglesia Católica, pero no dos mil años, y monarquía, la nuestra, pero por suerte ya se la quitaron de encima… Más ágiles, más sabias, más diversas de lo que a nosotras nos han dejado ser nunca, lo han visto claro desde hace ya unos años:
NO SOMOS “LA MUJER”, SOMOS LAS MUJERES. VOSOTROS CREÁIS LAS GUERRAS, NOSOTRAS, LAS REVOLUCIONES.
El 8 de marzo nació rojo, lo quieren teñir de rosa y será violeta para siempre.
“Cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el mundo viejo. En ese día nacerá el mundo nuevo.“
Louise Michel

viernes, 11 de abril de 2014

Cómo ser cansino sin cansarse: La enésima conversación sobre lo mismo de siempre.

Hace tres meses se me ocurrió contestar a un comentario en un vídeo feminista, y me metí en una reunión de ents; llevamos de hilo lo que va de año. Trepidante intercambio de ideas XD

"
M............XX
 ha comentat un vídeo. 
Compartit públicament  -  09/01/2014

Siempre me ha parecido que esto del mundo feminista no era bueno, no desde el punto de la mitad de todo que seria lo ideal sino que mientras unos intentamos luchar por cambios sociales, economicos, legales, e ideologicos el feminismo siempre se ha visto castrado,valga la redundancia,desde un inicio por contener una sola idea por la que se mueven...que no esta mal que se quejen de no ser tratadas igual pero que tal si ombatimos otras desigualdades mas importantes primero y apartir de ahi yo creo que la igualacion hombre mujer se dara casi sin querer...asi que animo a los colectivos feministas a no luchar separados e integrarse en la lucha por TODO no solo por su parcela...


La Reina de la Entropía
13/01/2014
+Querido, lxs feministas siempre hemos luchado por TODO, nos afectase directamente o no. Siempre hemos estado codo a codo con el resto de compañeras y compañeros que, sin embargo, muchas veces se han desentendido a la hora de apoyarnos. Y si "otras desigualdades" te parecen más importantes es porque en esta lucha a ti no te ha tocado estar del lado oprimido, así que déjate de gilipolleces displicentes.
A las mujeres nos violan, nos matan, nos acosan por la calle, nos mutilan en los hospitales, no se nos toma en serio si enfermamos ¿de qué opresiones más importantes estás hablando? porque yo hablo de emergencias vitales.

M............XX
Te han violado alguna vez?te han acosado?te han mutilado?o no tomado en serio? Quien! es la pregunta...
Y esa el la diferencia amiga en este mundo no existe otra diferencia que no sea la del dinero y vosotras estais oprimidas por ser menos rentables para este sistema economico no por no tener pene o parir o cualquier otra chorrada ...Por que crees que la mujer ha entrado en el mercado laboral? por la lucha? por las reivindicaciones? o por que les conviene que haya el doble de amno de obra?

La Reina de la Entropía
No, la pregunta es ¿qué probabilidades tienes tú de que te viole, te acose, te mutile, te agreda, te ningunee, te parodie, te juzgue por tu físico o te desnude y use tu cuerpo como reclamo para vender cualquier cosa una mujer?
Y en concreto sobre tu pregunta. ¿qué desigualdades "más importantes o más generales" hay, que cuando se resuelvan terminarán con el patriarcado "casi sin querer"? te lo pregunté en el primer comentario, pero se ve que tampoco consideras "importante" contestar.
Que tú estimes que lo que no te afecta no es importante es, como mínimo, desconsiderado.


M............XX
Pero seguimos en lo mismo el cuerpo de la mujer es un reclamo economico...no hay un solo elemento de la desigualdad entre sexos que no haya derivado de la diferencia economica.


La Reina de la Entropía
Disculpa si tardo tanto en contestarte; las notificaciones me llegan tarde, mal y nunca. Miguel, esa es la versión capitalista del patriarcado. En realidad el cuerpo de las mujeres se controla por cuestiones que sí que tienen que ver con la propiedad privada, pero son anteriores al capitalismo. No deriva de la diferencia económica sino al contrario, la violencia económica se revela como un instrumento de dominación muy efectivo. Saludos


M............XX
Por que antes del establecimiento de las complejas sociedades economicas gran parte de las sociedades eran matriarcales?

J.... M......
¿Cómo se lee "lxs"?


La Reina de la Entropía
Lis. La x tiene dos sonidos: el sonido "cs" es claramente consonántico, pero el sonido j (la x mexicana) es una semiconsonante equivalente a una jota, i la jota se lee igual que la y griega en posición interconsonántica en muchos idiomas. Un abrazo
PD: Eso, si es que lo quieres leer en voz alta, claro. Hay quien lo lee como una e, pero a mí me gusta lo de la i.


J.... M......
 Aaaaaaaaaah. Y si usas el genérico masculino que indica que te refeieres a ambos sexos crees que te daría un calambrazo el teclao?


La Reina de la Entropía
No existe tal genérico. El masculino plural es masculino plural. La lengua se modifica y conforma según el uso que se hace de ella, pero se normaliza según una academia que, secularmente, ha sido masculina en su totalidad. Hay que diferenciar entre el género gramatical de las palabras que hacen referencia a objetos y el de las que sirven para nombrar o calificar a las personas que hacen uso de dicha lengua. Si yo utilizara siempre el femenino para referirme tanto a hombres como a mujeres ¿tú te sentirías incluido?
De todas formas, para explicar los cambios que operan en un género gramatical que en principio sólo hacía alusión al rasgo +/- animado y explicar que luego se empezase a diferenciar el sexo de las palabras que servían para referirse a seres vivos (sustantivos y adjetivos) nos tenemos que ir tan atrás en el tiempo que esto más que una respuesta sería un libro.
Digamos simplemente que es paradójico que la moción (proceso gramatical por el que se dota a una palabra de marca sexual mediante morfemas) surgiese precisamente de la necesidad de expresar de forma más precisa la diversidad sexual de la comunidad de hablantes (comprobarás, ya que sigo escribiendo, que no me he electrocutado por escribir hablantes, y no hablantxs, pese a los muchos ejemplos que existen en la lengua española de participios activos que presentan marca de género y que me autorizarían a escribir "hablanta", como parturienta, parienta, sirvienta, lianta, sargenta... sin caer en la agramaticalidad) y que luego, en las lenguas indoeuropeas correspondientes a las sociedades más misóginas y patriarcales (como el latín y el griego ateniense) en la que la presencia femenina en la vida pública cae en picado, empiece a derivar en la reducción del género femenino (por desuso) y su circunscripción al uso que de esas palabras hacían los hablantes masculinos. Cuando el latín se extiende con el imperio romano como lengua de dominación, es decir, teniendo como primer ámbito de uso el castrense y político, donde las mujeres brillaban por su ausencia y a continuación el de la alta sociedad, donde las mujeres se veían constreñidas a la vida doméstica y palaciega, te aseguro que cuando esos hombres utilizaban el género gramatical masculino lo hacían literalmente, porque aquello era un campo de nabos. Al establecerse el comercio, la legislación, la terminología para referirse a las diferentes acciones llevadas a cabo en la vida pública, lo mismo, porque los sujetos de las leyes, de los intercambios comerciales, los juglares... todos hombres, no incluían nunca a las mujeres en sus plurales colectivos. No se nombra con detalle lo que no importa y las mujeres sólo se nombraban para hablar de ellas o hablar con ellas (de temas más bien limitados, puesto que no participaban de la vida pública ni tenían acceso a la educación) pero siempre como una alteridad...
Podría extenderme en el tema, que me apasiona, o contarte de la diferente suerte que corrieron las marcas de género en las diferentes lenguas europeas, pero baste decirte que no será la RAE, tugurio de caspa y testosterona donde no tienen reparos en condenar a la desaparición inexorable palabras que los ilustrísimos académicos han decidido que han caído en desuso total (como si en el diccionario se consultase sólo el significado de las palabras de total vigencia!) o en cepillarse las tildes diacríticas o parir engendros como cederrón y que sólo se ponen exquisitos y valedores de la tradición gramatical en el caso de los nuevos usos de la lengua promovidos por las mujeres, no serán Arturito y su amigotes, repito, quienes por mucho que se empeñen escleroticen la lengua a la hora de visibilizar a más de la mitad de la población usuaria de la misma.
¿quieres que te explique porqué la mayoría de nombres colectivos como población, gente, hueste, soldadesca... son femeninos mientras que los plurales pobladores, individuos, soldados... no lo son? Lo que tiene que ver la identificación de lo femenino con lo indiferenciado y lo abstracto y de lo masculino con lo individual y concreto?
Hay tantos factores sociopolíticos que intervienen en el desarrollo de una lengua...

Así que resumiré. Podría utilizar la duplicación constante, y volver al español medieval, a fablar de los homes e mulleres, pero yo a lo que aspiro es a una colectividad que nos nombre e incluya a todxs. Y me gusta la x por lo que tiene de arcaica, de ambigua, de indeterminada... me gusta la x como "ji" griega, como alófono reinventado del fonema y, como vuelta al protoindoeuropeo en busca de elementos gramaticales y ortográficos de una época anterior a las culturas que instauraron ese pseudo-mundo sin nosotras en occidente. va a ser muy difícil, si no imposible, hacer una reinterpretación de la historia, porque se ha hecho de ella durante milenios una lectura patriarcal, en la que desde la localización e interpretación de los vestigios hasta la trasmisión de la cultura se han visto sesgadas por la hegemonía masculina, considerada como neutra sin serlo, pero en lo tocante a las lenguas, la cosa cambia, porque las lenguas son algo vivo. A sociedades cambiantes, lenguas cambiantes, y el masculino como universal hace tiempo que dejó de ser una realidad en lo social, en lo político y en lo económico. Va siendo hora de que se refleje en la lengua. Cada cual, que encuentre sus soluciones y ya veremos cuál prevalece.

No es que me electrocute el teclado, es que utilizo la lengua como creo conveniente para representarme a mí misma y al universo femenino, entendiéndolo como algo que trasciende el sexo.

Saludos. "

Otrosí Nº 1: He resistido la imperiosa necesidad de corregir puntuación y estilo, así como de pulir  o matizar mis respuestas.

Otrosí Nº 2: Nenxs, cuando me empiecen a llegar los trolles, os los mando ;)

miércoles, 31 de agosto de 2011

Overflow: Indigestión de cerezas o Mi post preñado.

O lo que es lo mismo, exceso de información, de situaciones que me conciernen, me tocan y me mojan. Pero estoy con el overflow, que viene a ser como una regla, pero para adentro. Desbordada y -me encanta esta palabra- patidifusa.

Suponiendo que la fuga en la central de Fuku... es curiosa la asociación que ha hecho mi cerebro entre Fukushima y Fukuyama; gugléen Vds. y verán a qué me refiero. Les prometo que aprenderé a producir textos lincables, pero no será hoy (si lincar les suena mal, no quieran saber como ha quedado Qatar... limpiafijaydaesplendor)
Bueno, pues suponiendo que no acabemos desarrollando branquias, plutonio nipón mediante, nos ronda  inexorable la supuesta fecha del fin del mundo...

Estoy por advertirles que tengo los niveles de divagación disparados, pero es que llevo desde finales del año pasado en un estado que no sabría cómo calificar:

Alguien me puso un ácido en la cena de navidad, ¿a que sí? y llevo sumida en el estupor (en el sentido de "falta de respuesta adecuada") desde entonces, porque cada cosa que ocurre me sugiere unas diez ideas que normalmente explotan en el aire nada más nacer, pero que, si tiro de ellas, acarrean otras tantas enganchadas, como cerezas de un cesto.

Ahora, por ejemplo,  me acuerdo del "duelo a sufrimiento" del Pirata Roberts y el tío aquel de los seis dedos, por el desconcierto que ese Westley (un poco blandito para mi gusto, porque Errol sólo hubo uno y a ti te encontré en la calle) supo causar.

Sin ánimo de desconcierto, pero sin que venga a cuento -conste que ya les previne- voy a colar aquí una carta de repudio.  Y no vayan a pensar que tenga mi pequeño desahogo epistolar nada que ver con el despecho, que una ya tiene la pasantía y, por lo mismo, pasa.

Comencipiemos ( that's Panocho, my friend) mi carta con un titulito más bien connotativo:

Al Conde Orlok.


Némesis de mi sangre:

  Eres un infraser abyecto y fraudulento, supongo que en el fondo lo sabes, aunque pareces empeñado en que, si representas un papel lo suficientemente huraño, la gente confundirá el misterio con la estulticia. Y en eso andas.
Con tu pequeña cultura pop de frasecitas de calendario, tu máxima cualidad bien pudiera ser la de la respuesta rápida y mordaz, que no radica en tu inteligencia, como tú crees, sino en tu total ausencia de empatía.
No es que seas vago, es que eres incapaz, y te las apañas para despertar las más terribles zozobras en la gente a tu alrededor, porque eres de ese tipo de garrapatas que se creen que miden tres metros por haberse enganchado en el cuello de un alce.

  No vales nada. 


  Eres desleal, eres soberbio, eres desdeñoso... una piltrafa humana, un wannabe eterno que se sabe impotente para la creación. Eres un bululú que, dado lo limitado de tu repertorio y el afán de protagonismo que te consume, no tiene más remedio que buscar cada cierto tiempo alguien nuevo ante quien desplegar su pobre cola de pavo real de lúrex.

  Mediocre miserable que no sabe lo que es la amistad ni, mucho menos, el amor. Que se nutre de la sangre y el calor de la gente que por curiosidad, lástima o inconsciencia permite que te acerques demasiado; Un día no muy lejano caerás al suelo y te tragará la nieve sin que tu huesped del momento llegue ni a enterarse. Ese día, sólo se habrá perdido un ejemplar de Selecciones del Reader's Digest con delirios de Encyclopédie. Et j'irai cracher sur ta tombe.





No me tengan en cuenta el desliz pulp de poner la carta en Courier diminuta, sean tan amables. Es que cuando una persona te fermenta en el entrecejo suele producir este tipo de escapes, y lo mínimo es ponerse la mano delante, con el meñique bien estirado, que siempre queda mono y le quita rudeza.  A no ser que te llames Zeus y en lugar de Optalidón utilices un martillo de herrero, que entonces, la cosa cambia, y lo mismo te sale una Palas Atenea.

Pero de mí no esperen tanto. Si acaso, un nuevo berrido de la diosa tonante.

 Prometo escribir a vuelta de correo
.

domingo, 18 de abril de 2010

Aquí va la mía (Ninguna agresión sin respuesta)

Hoy me he enterado, por el artículo de la Etxebarría en EPS, que la Sexta emitió una agresión sexual en un programa. Que lo hiciera el 8 de marzo, supongo que es la forma de Emilio Aragón de rendir homenaje a las mujeres.

Llevo un mes y medio sin tele por el famoso apagón analógico y he de deciros que, una vez superado el síndrome de abstinencia que, para mi sorpresa, sufrí durante cerca de una semana, no la echo de menos en absoluto. Por supuesto, lo he buscado en el Tube, y sí: es una agresión sexual en toda regla. Y lo peor es que aparece roedeada del cachondeo y la trivialización que sigue acompañando a este tipo de delitos en este país.

He contemplado anonadada primero y furiosa después, como dos tíos inmovilizan y humillan de varias formas a una chica, por ejemplo, restregándole sus míseras pililas por cara y cuerpo... y cuando por fín el supuesto "adulto responsable" de los menores aparece, a ellos no les dice ni media palabra, pero a ella la manda a lavarse de malas maneras, reprochándole que ¡ha sido culpa suya!

Que mucha gente siga opinando que si a una mujer le faltan al respeto es porque no se hace respetar, adquiere su verdadera dimensión de disparate si hacemos un razonamiento análogo con cualquier otra agresión basada en la preponderancia de un colectivo sobre otro:

La culpa fue de los judíos, por provocar a los nazis y no quedarse en el gueto.
La culpa fue de los negros, por querer los mismo derechos que los blancos.
La culpa fue de los pobres, por querer comer.

La culpa es de las mujeres, que van provocando.

El hecho de que lo asevere alguien en público, con la amplificación que le confiere una plataforma como la televisión, espeluzna.

Me parece execrable, y espero que imputable penalmente. Espero que alguna fiscal actúe de oficio, aunque no confío demasiado en que nadie se atreva.

Al fín y al cabo, Emilio Aragón cuenta con las bendiciones apostólicas del PSOE, y la opinión pública, con la intelligentsia oficial a la cabeza, está ahora muy ocupada en alabar su película a grandes voces.

Tengo entendido, porque aunque quería verla ya no la veré, que va de un grupo de cómicos nadando entre dos aguas.
De eso tiene que saber bastante alguien cuya família se las arregló para triunfar y enriquecerse paseando a sus anchas por algunos de los gobiernos más sangrientos del siglo XX (Franco, Batista, Perón...)

Sr. Milikito:

Llevaba ya tiempo mosqueada por el estereotipo de mujer que su cadena transmite a la sociedad:
Una mujer ñoña, falsamente ingenua y puerilizada, en la que prima la belleza y el talento se disfraza para que no resulte agresivo a los hombres.

Y sin embargo, no creía que su desprecio por las mujeres llegase tan lejos como para hacer de su humillación pura un espectáculo.

Estoy hasta las tetas de que se pueda ser progre y machista. Es como ser pacifista y skin-head.

Algo no cuadra.

martes, 12 de enero de 2010

Abusones

Es que estoy muy cabreada. Y no sé si voy a ser capaz de hilvanar un postiseo en forma y modo.

Miren a este señor y díganme sinceramente: ¿Lo contratarían de canguro?



Pues resulta que es más amigo de los niños que Espinete. Tanto es así, que aconseja la violación reiterada de aquellas mujeres que osen abortar.

A veer. Que nooo. Que sonseñor (porque de mío, nada, y mucho menos señor) se ha explicado. Que se han malinterpretado sus palabras ¡Que es que todo lo cogéis por donde quema, jo!
En su moderna concepción del mundo, no cabe otra idea del sexo distinta de la de un hombre abusando de una mujer. Nada dice de si antes debe darle un estacazo y arrastrarla de los pelos a su cueva.
En ese orden de cosas, lo que quería decir este afable individuo, es que si uno puede quitarse de encima los embarazos por doquier gracias al aborto, ya no va a haber nada que frene a los rijosos varones en su lujuria, y van a ir por ahí follando a mansalva.
A follar a mansalva es a lo que llama abusar sin límites del cuerpo de la mujer. Porque una mujer decente no "se deja" nunca. Osea, que lo que intentaba decir el del birrete púrpura con faja a juego es que ya no hace falta que los hombres se contengan ni prevengan; gracias al aborto de las madres (sigo perpleja por esta puntualización) nos invadirá el estupro y el libertinaje.


En cualquier caso, lo que si declara abiertamente es su nostalgia por aquellos buenos viejos tiempos en que la santamadre contaba con un brazo secular. ¡Los frailes con espuelas, esos si que eran unos machotes! Matando infieles a pares porque (sic)"un caballero cristiano era indigno de combatir de igual a igual con quien no fuera cristiano".
Aquí también se ha liado, lo que pasa es que no queda ningún caballero cristiano medieval para partirle el alma de un mandoble por llamarle indigno. Sin embargo, mujeres de cuyo cuerpo el varón tiene licencia absoluta para abusar sin límites, alguna queda.

Este hombre llama indignos a los caballeros que pretende alabar, y promueve la violación de las madres (sinécdoque que reduce a las mujeres a la condición de vacas paridoras) que intenta proteger. O lo de la llama pentecostal y el don de lenguas se lo convalidaron al sacarse el carnet de obispo, o no se explica...
Déjelo, Sr. Francisco Javier Martínez:

Las mujeres no necesitamos valedor. Necesitamos decidir sin presiones sobre nuestro derecho a (que no obligación de) ser madres. Pero si de verdad quiere hacer algo útil, persiga sin descanso desde el púlpito a todos esos correligionarios suyos que con alevosía y abuso de confianza continuan, a día de hoy, atormentando a los niños y niñas que escogen para pecar contra el sexto.
Eso sí que es un crímen de lesa humanidad.

viernes, 16 de octubre de 2009

Perversiones de una claustrofóbica

Me encanta el metro.

Supongo que venir de la cota cero de altitud tiene mucho que ver. En Alicante lo más parecido a un subterráneo que puedes encontrar, es el parking del Corte Ingles. Bueno, y el novísimo tranvía que, a mayor gloria de Siemens, sirve de excusa para horadar y desfigurar mi ya de por sí urbanísticamente maltrecha ciudad. Pero, aunque sea subterráneo, adolece de la asepsia y funcionalidad esaboría de la obra pública de nuestros tiempos. Así que no cuenta.

El metro me da pavor, y me atrae con su mística de catacumba moderna.

Me encanta asomarme por la boca del túnel, con medio cuerpo pendiendo sobre las vías y mirar hacia esa oscuridad densa de carbonilla que en algún momento cambia muy paulatinamente al negro desvaído, justo antes de que aparezca, solo si la vía hace un giro para entrar a la estación, el debilísimo reflejo, casi imperceptible, de los faros de la maquina sobre los reflectores de las paredes del túnel:

Primero es un puntito diminuto de luz, después, dos; el primero crece en intensidad y el segundo lo hará justo cuando aparezca el tercero y así sucesivamente, mientras el tren toma la curva, hasta que el haz de luz ilumina la pared, fagocita los puntitos y la maquina enfila la recta. Es cuando en el panel que informa de cuanto falta para que llegue el tren te dice que un minuto. Mientras los vagones te pasan como una exhalación por la derecha. Y cuando el tren ya se ha parado, el panel te avisa de que entra. Es dura la vida de un panel de estación de metro, dura y llena de incertidumbre.


El metro es, también, el medio de transporte más uniformador que conozco. Todos viajamos en tercera. O en primera, aunque ahora se diga preferente. Todos viajamos en lo único que hay.

Y te encuentras de todo. Hasta la gente que en la superficie no camina, porque tienen coche, o moto, o limusina con chofer, coge el metro alguna vez.

Artistas que quieren despistar a los paparazzi, señoronas de los barrios altos, altísimos de la ciudad, señorones menos, esa es la verdad, cosa que no acabo de entender. Punkis de seis en seis, mormones de dos en dos, budistas de uno en uno y cabezas rapadas de media en media se sientan codo con codo, o frente a frente. Cuando uno de esos medio hombres coquipelados se sienta en mi vagón a medio metro de distancia de un rumano del acordeón y ni lo mira, siempre me quedo con ganas de decirle: “Perdone, ¿es usted fascista sólo los lunes, miércoles y viernes en horario de oficina?”. Nunca lo hago.

Esos individuos son peligrosos, lo sé, pero es que ahí abajo no lo dirías. Es la tregua tacita del metro. Creo que ya no le queda mucho tiempo.

Otra cosa son ya los transbordos. Esos pasillos interminables y siniestros, de techos bajísimos, que te dan la sensación de caminar hacia dentro en un fotograma de cinemascope. En una película de zombis o de extraterrestres.

Son mi pesadilla.

Hacer un trasbordo de metro después de las ocho de la tarde me parece una temeridad kamikaze si no corres los cien en menos de diez segundos. Y las cámaras de inseguridad colocadas en las paredes refuerzan mi opinión. Y esas puertas, como de tren de la bruja, que me asustaría más si se abrieran que viéndolas cerradas, inútiles, testimoniales, como están siempre.

Pero lo que de verdad me fascina son las vías muertas y las estaciones abandonadas. ¿Sabían que en Barcelona hay una estación, del ancho justo de un vagón, que servía para transportar a diario sacas de dinero hasta (y desde) el Banco de España? Está en la línea cuatro, la amarilla.

No me digan que la idea de que en uno cualquiera de los convoyes podía viajar una millonada, ahí, al ladito de las pescateras que volvían a la Barceloneta, no tiene mucha más enjundia que los prosaicos furgones blindados que no han conocido mayor gloria que aquello del Dioni.

Si tienen oportunidad de viajar en la máquina de un tren, no la dejen pasar.

Y si quieren cumplir una de mis más antiguas fantasías, déjenme las llaves del metro esta noche.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El tren de Zamora



No estoy preparada para ser adulta y voy a cumplir treinta años. Fantástico.

No me aferro a la niñez. A la adolescencia, tal vez, pero no a la niñez. Me equivoqué de sexo al nacer. Hubiese hecho un hombre fabuloso. A ellos se les permite ser adolescentes eternos.
Pero no a mí.

Me sobrepasan las tareas domésticas. Me rodea el caos en menos de una semana. No sé planear un menú, pero cocino de coña con tiempo y un buen pinche. Soy incapaz de vivir demostrando siempre que estoy a la altura. Quiero que supongan que lo estoy.

No chocheo al ver un bebé. Y odio tener la regla. Esa si que es la verdadera maldición bíblica, y no lo de parir con dolor. Puestos a elegir condena, preferiría lo de ganarse el pan con el sudor de la frente. Pero si de esa tampoco estoy exenta, ¿a cuántas maldiciones bíblicas tocamos por persona?.

Pertenezco a una generación diletante, desubicada. En la que es normal llegar a los treinta sin saber que quieres ser de mayor.
Todos mis amigos tienen talento, pero yo tengo, además, tetas.
Y como no soy lesbiana, ¿dónde encontraré a esa persona que me adore y me sustente con su fe hasta que mi talento florezca?, ¿Que mantenga mi casa ordenada y mi ropa limpia para que yo pueda dedicarme a cultivar mi genio y mi ego?
Ellos se casan. O se quedan con su madre.

¿Cómo lograr esa certeza de ser imprescindible para el mundo que lleva a los hombres, con talento o sin él, a dedicarse por completo a lo que les gusta sin reparar en las necesidades y sentimientos ajenos?
Para eso hay que haber nacido rey de la creación, y a mí me tocaba ser el reposo del guerrero. Hay que joderse.

Vengo de una familia en la que el cromosoma Y debería ser obligatorio. Todas las cualidades que poseo adquirirían un carácter inefable y suficiente en un hombre, pero no bastan para hacer de mí una mujer válida.
Por lo visto recibí el legado genético completo de mi abuelo paterno, por cuyas venas corría, fresca como una lechuga, la sangre de Teodoro Diez Sangrador, el héroe del tren de Zamora.

Esta historia, de la que no tengo fechas ni referencias exactas, le sonará a alguien porque en una película antigua, no sé si “ El mayor espectáculo del mundo,” hay una escena parecida, creo:

Un tren descarrila. En el tren, viaja un médico. El médico resulta herido en el accidente. Sabe que la herida es muy grave, pero ante todo, es médico, y su deber es auxiliar a los heridos, así que se tapona la hemorragia y se dedica a salvar vidas olvidado de sí mismo.
Por supuesto, muere. Pero heroicamente.
Seguro que deja mujer e hijos. Pero serán viuda y huérfanos de un héroe. Qué mas se puede pedir.

Me he pasado la vida taponándome heridas para atender a otros. Todas las mujeres lo hacen, en uno u otro grado. Pero yo llevo en mis venas, fresca como una lechuga, la sangre del héroe del tren de Zamora. Si fuera un hombre, mi fama me precedería. Pero no lo soy.
Todas las mujeres somos madres en potencia, y como madres, debemos de darlo todo sin esperar nada a cambio.
Dar mucho, pedir poco. ¿No dice eso la medallita del Día de la Madre?
Con el tiempo y energía que he dedicado a escuchar, consolar o solucionar problemas ajenos, hubiese podido estudiar dos carreras, escribir cuatro libros, batir el record mundial de resistencia en el agua o aprender chino.
Si me hubiese dedicado a mí misma todo ese esfuerzo, no habría en el mundo talento más desarrollado, cuerpo más perfecto ni ego abastecido con mayor mimo que el mío.
Y mis viudos y huérfanos, estarían orgullosos de serlo. Porque mi legado al mundo sería un acto de creación tan puro, que olvidarían las veces que no estuve ahí cuando me necesitaban. Ellos comprenderían que me debo a mi profesión.
Que no tuve mas remedio que subir al tren de Zamora.